Entre toda la farándula que toma lugar en el campo político de Puerto Rico y comentarios de opinólogos, me llamó la atención la definición propuesta por uno de nuestros analistas políticos sobre lo que es o constituye nepotismo. Según la definición de este reconocido politólogo, nepotismo es cuando en la selección de una persona para la ocupación de un puesto, el único criterio que se toma en consideración es el parentesco con exclusión de otros, como la capacidad de la persona para desempeñar el puesto.
La situación que dio lugar a esta definición fue una pregunta relacionada a la alegada contemplación de la Gobernadora en nombrar a su esposo para un puesto en la judicatura. Si enfrentamos la pregunta a la definición antes provista se podría sugerir que la posibilidad de que un gobernador nombre a un pariente suyo para un cargo público cuando este está igualmente capacitado para ejercerlo nunca constituiría nepotismo, porque además de su relación de parentesco con el candidato tomo en consideración su capacidad (el será mi primo, pero tiene capacidad para el puesto, no es nepotismo). Esta conclusión se ancla aún más en que la misma persona que propuso la definición ofreció de ejemplo la selección de Robert F. Kennedy por parte de su hermano, el expresidente John F. Kennedy para ocupar el cargo de Fiscal General de los Estados Unidos como no constitutiva de nepotismo. Si embargo, si a alguien le parece extraña esta respuesta no hay porque preocuparse pues las definiciones son extrañas en el sentido de que pocas veces están definidas. Para dar cuenta de esto daré algunas de las definiciones que se han propuestos para el nepotismo.
Comenzaremos citando las definiciones propuestas en dos diccionarios. La Real Academia Española define nepotismo como “[d]esmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”. Por su parte, el Cambridge Dictionary define nepotismo como “el acto de usar el poder o influencia para conseguir buenos trabajos o ventajas injustas para los miembros de su propia familia”.
Además de las provistas en los diccionarios hay otras que se han generado en la literatura que atiende estos temas. Simon, Clark & Tifft, nos indican que nepotismo es “el otorgamiento de patronaje por razón de parentesco independiente del mérito”.[1] Bellow dice que es “favoritismo basado en parentesco”.[2] Jones y otros, entienden nepotismo “como una decisión de contratación basada únicamente en relaciones familiares”.[3] Más aún, para medir los niveles de nepotismo en Suecia, Sundell utiliza los apodos de los servidores públicos, aunque no de una manera tan simplista como la anterior descripción pudiera sugerir.[4]
Con la misma intención de hacer el nepotismo empíricamente verificable, pero con la particularidad de que se definió nepotismo para diferenciarlo de discriminación negativa, Fershtman y otros, definen nepotismo de la siguiente manera: “’[N]epotismo caracteriza situaciones en donde los actores tratan idénticamente (y negativamente) actores anónimos y miembros de otros grupos, mientras tratan favorablemente miembros identificados de su propio grupo”.[5] El estudio realizado por Fershtman y otros, con el uso de esta definición, concluyen que en situaciones donde se requiere cooperación se debe fomentar el nepotismo, pero que cuando la situación es la contraria y la cooperación puede ser perjudicial socialmente (como cuando debe haber separación entre ramas que se suponen ejerzan pesos y contrapesos entre ellas), se debe desalentar el nepotismo mediante reglas de anonimidad.[6] Esto abre la discusión a aspectos positivos y negativos del nepotismo.
Regresando al tema en cuestión. Como puede apreciarse, hay una variedad de definiciones. De una mirada podemos ver que dependiendo de la definición algunas cosas podrían constituir nepotismo, mientras que esas mismas situaciones bajo otra definición no. Incluso una de las definiciones concuerda con la definición que me vio en la necesidad de explorar este concepto.
Muchas veces las definiciones pueden tener la apariencia de colores, estando ahí para el gusto de cada cual. Sin embargo, algo sagrado de las definiciones es su capacidad de particularizar algo, tener la utilidad de poder identificar en la realidad (en las situaciones del día a día) lo que proponen definir. Si por alguna razón alguien no sabe lo que es un caballo, pregunta qué es y le indican que es un animal con cuatro patas que de vez en cuando el humano monta, de seguro la persona llamará caballo a muchas otras cosas más además de lo que sea ha venido a denominar caballo. De igual manera, si nos preguntan que es una escuela (entiéndase la institución educativa) y contestamos que es un edificio en la cual se imparte clases a distintos estudiantes, agrupados en distintos salones (es decir se define como un lugar), entonces estaríamos dejando de lado muchas situaciones bajo las cuales aun así los alumnos y profesores estarían asistiendo a la escuela. Escenario que se ha hecho aún más evidente durante la pandemia.
Por ejemplo, tomemos la definición propuesta por este conocido politólogo, “nepotismo es cuando en la selección de una persona para la ocupación de un puesto, el único criterio que se toma en consideración es el parentesco con exclusión de otros”. Ahora tratemos de imaginarnos escenarios que constituirían nepotismo y en los que no bajo esta definición. Un escenario que constituiría nepotismo sería el caso de un secretario de agencia que contrata a su hijo para que este le brinde asesoría en desarrollo informático y este no sabe lo que son algoritmos ni estructuras de datos. No obstante, bajo esta definición no sería nepotismo (a parte de los hechos que encabezan este comentario) la situación en la cual un alcalde contrata a toda su familia en el departamento de obras públicas. Pues se encuentra que la alcaldesa tomó en cuenta la capacidad de los familiares, y en efecto estos la tienen para desempeñar las tareas que el cargo conlleva, y por lo tanto la decisión de contratar a los familiares no fue exclusivamente basada en el parentesco. Mi problema con la definición antes mencionada es que dejaría de lado situaciones que muy bien podrían caracterizarse como constitutivas de nepotismo, como es el caso del segundo escenario. Tal vez si vemos al caballo junto a la jirafa podamos entender mejor lo que es un caballo y lo que no lo es, pero ciertamente no lo sería todo, aun así, creo que sería un avance.
Tal vez no sean solamente los criterios que se utilizan lo que define el nepotismo, tal vez tenga que ver la manera en la que tomamos la decisión. Contrapongamos algunos procesos de selección con el examen, que se dice caracterizar la meritocracia. Supongamos que hay dos candidatos A y B. Los dos están capacitados para el puesto, según lo demuestra sus estudios y experiencias. Lo único que los diferencia es que candidato A tiene una relación de parentesco con el jefe de agencia y el candidato B no. El candidato A resulta elegido. Pasemos a otros hechos. De nuevo hay dos candidatos C y D, ambos tomaron el examen requerido para ser considerado para la plaza, examen que suponemos fue administrado y calificado de manera justa e imparcial. El candidato D obtuvo la puntuación mayor, fue elegido para ocupar la plaza. Resulta también que candidato D tiene una relación de parentesco con el jefe de la agencia. Tercera y última situación de hechos. Jefe de Agencia X contrata a hijo para que este ocupe una plaza en la agencia, hijo esta capacitado para la plaza, sin embargo, fue seleccionado sin consideración de otros candidatos. ¿Cuál de los tres casos suena a nepotismo, o suena más a nepotismo?
Ciertamente no pretendo dar finalidad al debate sobre la definición de nepotismo (y de ninguna otra definición). Al contrario, con esto pretendo expresar mi desconcierto con la expresión de definiciones rígidas (y en casos putativas), que en gran medida tienen la pretensión de dar por terminado un debate sobre la definición de un concepto sobre el cual aún los académicos no se ponen de acuerdo. Lo que podemos decir por ahora es que no hay nada que sea fácil de definir, y que las definiciones simples y concretas (aunque deseadas) en muchos casos no son empíricamente verificable, lo cual es de suma importancia a la hora de saber cuándo estamos ante el concepto que se pretender definir.
[1] R.J. Simon Et al., Of nepotism, marriage, and the pursuit of an academic career, 39 Sociology of Education 344-58 (1966).
[2] A. Belllow, In praise of nepotism: A natural history (2003).
[3] R.G. Jones Et al., Personnel psychology and nepotism: Should we support anti-nepotism policies? 45(3) The Industrial/Organizational Psychologist 17-20 (2008).
[4] Anders Sundell, Nepotism and meritocracy 16(1) QoG Working Paper Series 10-14 (2014).
[5] Chaim Fershtman Et al., Discrimination and nepotism: The efficiency of the anonymity rule, 34(2) Journal of Legal Studies 371, 373 (2005).
[6] Id. en la pág. 390.
